De acuerdo con los relatos históricos de las artes marciales okinawenses, los isleños tuvieron más influencia de la cultura china que de la japonesa, y aunque tuvieron intercambios comerciales con ambos países, siempre se impuso el interés por acceder a los productos chinos -las relaciones comerciales entre dichos países, se produjo principalmente entre el siglo XII y el XIV-. Por otra parte, en 1392, se produjo una gran inmigración a Okinawa de 36 familias chinas, y ellos se encargaron de imponer sus costumbres a los isleños. Más tarde, en 1609, los japoneses invaden la isla, liderados por Shimasu y en adelante, la isla se mantuvo gobernada por ellos. No obstante lo anterior, los okinawenses no asimilaron la cultura japonesa, pues, nunca perdonaron los desmanes producidos por la ocupación nipona y solamente manifestaron el estoicismo de una colonia sometida. De modo que, la idiosincrasia de los okinawenses se mantuvo arraigada a la de sus ancestros. Las costumbres chinas se manifestaban en la manera de vivir de los isleños, por ejemplo: estaba el uso de las mesas y las sillas; el piso de las casas era de madera y no se usaba el tradicional kimono japonés. Y, además, el shintoismo -que era la religión oficial del Japón-, tampoco penetró el corazón de los okinawenses. Por el contrario, el taoísmo, el confucianismo y el budismo se difundieron rápidamente en la isla.En las artes marciales, también se manifestaban estas diferencias, puesto que, para los isleños, era muy natural entrenar el Karate-do con pantalones cortos y con el torso desnudo o con una camiseta y ésta era una costumbre china. La introducción con que he empezado este artículo, se justificará en la siguiente anécdota:En el año 1922, el maestro Gichin Funakoshi, fue invitado por segunda vez a Tokio, Japón. Y, en esa oportunidad, fue invitado por el creador del Judo, Jigoro Kano, para realizar una exhibición en el Kodokan -que era y es el Dojo central del Judo en Japón-. Y, para esta ocasión, estaban invitados importantes figuras: de la monarquía, de la política y de la alta sociedad. Había allí, una gran expectación, porque el maestro Kano, había recomendado muy especialmente la demostración de Karate-do del maestro Funakoshi. Y, su opinión era muy respetada en todo el Japón. De modo que, el maestro Kano se dirigió hacia los camarines, con evidente ansiedad. Y, cuando lo encontró, su sorpresa fue muy grande, al ver que el maestro Funakoshi, estaba vestido con una camiseta y con un pantalón corto. Y, en ese mismo instante, el maestro Kano sintió que tenía que pensar rápidamente en algo práctico para salvar aquella engorrosa situación.-Sensei Funakoshi, vengo para conducirlo a la sala de exhibición -dijo respetuosamente el maestro Kano-. Sin embargo, quisiera sugerirle que usara otra tenida para dar su demostración.-¿Mi tenida? ¿Qué es lo que sucede con ella, algo anda mal? -replicó el maestro Funakoshi, con mucha confusión.-Así es, Sensei -contestó el maestro Kano-. Lo que sucede, es que en Japón somos muy cuidadosos con la formalidad y su tenida no sería bien vista por los invitados.-Pero, no entiendo porqué -agregó el maestro Funakoshi-. En Okinawa acostumbramos a vestirnos de esta manera cuando entrenamos, es muy normal.Lo entiendo muy bien, Sensei Funakoshi -se apresuró a decir el maestro Kano-. Pero, los japoneses somos diferentes. Le sugiero que use un judo-gi, ya que, esta es una tenida tradicional y me parece que se adaptará perfectamente a sus movimientos. Permítame traerle uno.El maestro Kano, fue a buscarle un judo-gi y volvió rápidamente, con la esperanza de que esta tenida le gustara al maestro Funakoshi. -Por favor, Sensei Funakoshi -dijo-, pruébeselo. Y, también le traigo un cinturón negro, que en el Judo representa a la jerarquía de los Danes y como usted es un maestro de Karate-do, debería usarlo para que los invitados entiendan adecuadamente cual es su posición en su arte marcial.El maestro Funakoshi, miró el judo-gi con mucha atención y admiración -pues a simple vista se veía hermoso e impecablemente blanco- y luego se lo probó. Después se anudó el cinturón negro y se observó detenidamente. Estaba realmente fascinado. Enseguida, se sonrió complacidamente y le agradeció al maestro Kano su sugerencia.La demostración del maestro Funakoshi, fue un éxito. Los japoneses quedaron muy impresionados con el nuevo arte marcial que traía el Sensei Funakoshi. Y, ese mismo día, le fue extendida una invitación para radicarse en Japón y enseñar el Karate-do. Después de la exhibición, el maestro Funakoshi volvió a Okinawa con su nueva tenida para practicar Karate-do, pues, el maestro Kano se la había regalado. Cuando lo vieron en Okinawa, usando su nuevo karate-gi, los otros profesores ni siquiera tuvieron que pensarlo: todos se sumaron a la iniciativa y rápidamente se impuso la nueva tenida del Karate en la isla. Y, con respecto al cinturón negro sucedió lo mismo. Todos los profesores comenzaron a usarlo y copiaron abiertamente el sistema de graduación del Judo. De esta forma, el karate-gi y el cinturón de graduación, se constituyó en el uniforme oficial del Karate-do y más tarde se haría conocido en todo el mundo.Nota: El judo-gi, se había derivado del antiguo traje que usaba el antiguo Jiu-jitsu, el cual era de lino, en color café y estaba forrado con tela de algodón. Y, en los antiguos relatos, se dice que por efecto de la transpiración, el intenso roce de las prácticas y el rutinario lavado, éste se iba blanqueando naturalmente. Por esto, cuando el maestro Jigoro Kano decidió instaurar el traje oficial del Judo, tomó en cuenta lo anterior y decidió que el color más adecuado era el blanco.
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